El pasado día 30 de enero se celebró mundialmente el día de la Paz.
Desde 1964, y para conmemorar la muerte de Gandhi, se celebra esta fecha como el Día Escolar de la No Violencia y la Paz, un día reconocido por la UNESCO en 1993.
Es una fecha en la que recordamos lo necesaria que es la educación para tomar conciencia y trabajar valores como la tolerancia, la solidaridad, el respeto a los derechos humanos, la no violencia y la paz.
Los alumnos más veteranos del colegio, han comenzado el curso con una bonita experiencia que les ha llevado hasta Barcelona.
La ciudad condal ha sido testigo de unos preciosos días donde los jóvenes, han alternado las actividades culturales con los momentos de ocio y tiempo libre.
Abiertos al mundo, han podido contemplar en primera persona la arquitectura de la Sagrada Familia o la casa Batlló, los encantos del Tibidabo o el Parque Güell entre otros muchos lugares de interés de la ciudad, que han conocido además con las enriquecedoras explicaciones que sus profesoras de arte e historia les han facilitado.
A lo largo de estos días, han tenido la oportunidad de conocer también más en profundidad algunos aspectos relacionados con el nacionalismo, de la mano de D. Jordi Cabanes, Director del Colegio Cardenal Spínola o vivir el día a día de los jóvenes de la Comunidad del Cenáculo que les acogieron con gran entusiasmo.
Se trata sin duda de un gran comienzo para el que será su último curso en el colegio. 3, 2, 1...¡Sal!
Quizás esta frase es un ejemplo para describir el sentimiento de pertenencia que se genera en las personas cuando sienten intensamente que forman parte de algo o de alguien. Un sentimiento que infunde confianza, seguridad y optimismo a la hora de enfrentarse a las tareas y quehaceres cotidianos, sabiendo que no estamos solos.
Infundir ese sentimiento de pertenencia y conocer a aquellos que nos acompañan en el camino es fundamental en la vida de todos nosotros, por eso estos primeros días se están llevando a cabo una serie de salidas a diferentes emplazamientos naturales que han permitido a los alumnos de diferentes cursos conocerse un poco mejor.
Saber que tu compañero, profesor o párroco camina contigo y mira en la misma dirección que tú, es vital para no sentirse solo y llenar nuestra mochila de cosas que vamos descubriendo en el otro y en nosotros mismos.