Favorecer el crecimiento de la persona, custodiar la vida de los alumnos. Conclusiones congreso Be Education

Nos encontramos en un “cambio de época”, marcado en gran medida por la incertidumbre y la inseguridad. Todos los ámbitos de nuestra vida, desde el laboral hasta el político o el económico, están marcados por esta inestabilidad. En el acto “empresa y escuela en diálogo” pudimos vislumbrar la creatividad e inteligencia necesarias para afrontar esta situación. Las fórmulas preconcebidas y las respuestas automáticas no son suficientes. Es necesario hacer las preguntas adecuadas, plantearnos seriamente cuál es la misión de la escuela, como señalaba en el último acto José María Alvira.
Muchas miradas están puestas en la educación. De una manera o de otra, esperamos que la escuela nos ayude a afrontar muchos de los obstáculos y dificultades que nos encontramos en nuestro contexto social. Debemos ofrecer no solo una preparación académica adecuada, sino ante todo favorecer el crecimiento de la persona, custodiar la vida de nuestros alumnos. Para que esto acontezca, después de dos días en común, podemos reconocer algunas claves fundamentales:
1. En primer lugar, como pudimos ver gracias a la mirada de Gaudí y del arte, podremos enseñar y educar si estamos llenos de algo, si amamos lo que enseñamos. De esta manera, nos serviremos de los caminos e instrumentos más adecuados.
2. En segundo lugar, como señalaba el académico de la Lengua Ignacio Bosque, las competencias a desarrollar en la escuela son inseparables de los contenidos que enseñamos.
Es necesario conocer en profundidad nuestras materias, familiarizarse con sus problemas y métodos particulares. En este sentido Ferrán Riera afirmaba que la educación no puede olvidar el vínculo entre el conocimiento y la realidad. El profesor cuando enseña, en el fondo, se comunica a sí mismo, comunica el vínculo que él vive con la realidad y su significado.
3. En tercer lugar, como proponía el profesor Vittadini, las competencias transversales o habilidades no cognitivas, tienen un gran valor en la educación de hoy, ya que favorecen un método que permite a nuestros alumnos afrontar mejor la realidad que los rodea y su propia vida. Pero estas competencias no pueden transmitirse mecánicamente. No se pueden reducir a una técnica. Por ello, deben integrarse en un marco educativo más amplio, definido por la autonomía de los centros, la libertad de educación y la personalización en el aprendizaje.
4. En cuarto lugar, es decisivo recuperar el sentido comunitario de la enseñanza. Educa una comunidad que tiene un horizonte ideal, que desafía la razón y libertad de sus alumnos, que los sabe acompañar dentro y fuera del aula, que apela a su experiencia, que comunica y propone críticamente una cultura.
Todos estos elementos no marcan para nosotros una complicada hoja de ruta. Indican más bien un horizonte que vislumbramos todos los días en el aula. La ayuda que nos ofrecemos, el camino que hacemos juntos, es lo más valioso.
* ¿Y si hablar mal nos perjudicara a la hora de encontrar trabajo? Artículo de El Mundo (LEER)
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